El
loro de mi casa habla inglés,
pero
también habla francés.
Y
dice la gente:
¡Qué
inteligente!
Porque
el loro también juega ajedrez.
El
loro de mi casa habla inglés,
pero
también habla francés.
Y
dice la gente:
¡Qué
inteligente!
Porque
el loro también juega ajedrez.
Yo
no sé, pero algo raro está pasando,
las
moscas en el mar están bailando.
Bebiendo
están
con
un caimán.
Creo
que se están emborrachando.
Dicen
que el sol todas las mañanitas
salía
a conversar con mi abuelita.
Reían
a carcajadas,
comían
empanadas,
y
felices saltaban con una pita.
Había
una vaca muy estudiosa,
pero
también era muy vanidosa.
Usaba
aretes
en
los cachetes,
para ir al colegio, la vaca
Dicen
los vecinos que una gata
tenía
como casa una alpargata.
Esa
gata bailaba,
y
con la cola hablaba
También
comía mermelada de patata.
aparentaba
ser un gran señor
Usaba cubiertos,
y para ser honestos,
ese ratón parecía un gran doctor.
uno muy grande, el
otro chiquito,
uno muy blanco, el
otro negrito,
uno muy gordo, el
otro flaquito.
¡Oíd
jovencillos! su ama les dijo,
he visto un
ratoncillo, muy goloso y pillo,
así que os pido,
velad la alacena,
todo está provisto,
pa la nochebuena.
Pero el gato Michìn,
el más chiquitín,
se quedó dormido en
un blando cojín.
Y el gato Michòn, el más
grandulón,
se quedó dormido dentro
de un cajón
Y aquella noche de
todo pasó;
a las once en punto, llegó
a casa un coche
del cual se bajaron
con mucha premura
catorce ratones de
extraña figura.
Cinco sin camisas,
nueve sin calzones,
siete sin colitas, siete
muy colones,
dos sin orejitas, y
doce orejones,
pero los catorce,
eran muy patones.
Los animalitos entraron sonrientes
y se dirigieron rumbo
al anaquel,
y no hallaron nada,
nada que comer
nada había dejado el
ratón Joel.
¡Eso no se hace!,
¡eres un felón!
Gritaron en coro,
desilusionados.
Te comiste todo, la
natilla, el pavo
el dulce, el pastel,
¡eres un glotón!
al ser descubierto, y
mucho lloró.
Muy arrepentido por
su vil traición
a sus hermanitos les
pidió perdón.
Pero ellos estaban muy decepcionados
y aquellas disculpas
no las aceptaron.
Adiós le dijeron, nos
vamos de aquí
y ya no queremos
saber más de ti.
Lleno de dolor, Joel
se acostó
sobre una butaca y
allí se durmió.
De repente el gato
Michín lo sintió
y con mucho sigilo,
fue y ¡zas!, lo cazó.
.
Un gran desayuno se
dieron los gatos
pero al poco rato, su
ama, iracunda
les dijo: vosotros,
largaos de aquí,
y de despedida, les zampó una tunda.
BENEFICIOS DE LA POESÍA INFANTIL La poesía infantil es una poderosa herramienta para acercar a los niños a la lectura. Es una maravillosa...