viernes, 3 de septiembre de 2021

EL GATO MICHÍN Y EL GATO MICHÓN

Esta es la historia de dos gaticos,

uno muy grande, el otro chiquito,

uno muy blanco, el otro negrito,

uno muy gordo, el otro flaquito.

 

¡Oíd jovencillos!  su ama les dijo,

he visto un ratoncillo, muy goloso y pillo,

así que os pido, velad la alacena,

todo está provisto, pa la nochebuena.

 

Pero el gato Michìn, el más chiquitín,

se quedó dormido en un blando cojín.

Y el gato Michòn, el más grandulón,

se quedó dormido dentro de un cajón

 

Y aquella noche de todo pasó;

  a las once en punto, llegó a casa un coche

del cual se bajaron con mucha premura

catorce ratones de extraña figura.

 

Cinco sin camisas, nueve sin calzones,

siete sin colitas, siete muy colones,

dos sin orejitas, y doce orejones,

pero los catorce, eran muy patones.

 

Los animalitos   entraron sonrientes

y se dirigieron rumbo al anaquel,

y no hallaron nada, nada que comer

nada había dejado el ratón Joel.

 

¡Eso no se hace!, ¡eres un felón!

Gritaron en coro, desilusionados.

Te comiste todo, la natilla, el pavo

el dulce, el pastel, ¡eres un glotón!


Tremebundo susto se llevó el roedor

al ser descubierto, y mucho lloró.

Muy arrepentido por su vil traición

a sus hermanitos les pidió perdón.

 

Pero ellos estaban muy decepcionados

y aquellas disculpas no las aceptaron.

Adiós le dijeron, nos vamos de aquí

y ya no queremos saber más de ti.

 

Lleno de dolor, Joel se acostó

sobre una butaca y allí se durmió.

De repente el gato Michín lo sintió

y con mucho sigilo, fue y ¡zas!, lo cazó.

.

Un gran desayuno se dieron los gatos

pero al poco rato, su ama, iracunda

les dijo: vosotros, largaos de aquí,

y de despedida,  les zampó una tunda.

LA GALLINA PATRICIA


La gallina Patricia

hizo una gran fiesta

para festejar

el día de su santo.

Se pintó las alas

de rojo coral,

se vistió de encajes

se puso un collar,

zapatos con taco,

medias de color;

en otras palabras,

se emperigollò.

 

El gallo Toribio

su novio oficial

ante tanta belleza

perplejo quedó.

La envolvió en sus alas

lleno de emoción

y a los cuatro vientos

gritó con fervor:

¡Oh, amada mía

no sé qué decir

me siento orgulloso

de ti, y muy feliz!


                                                                         Eso me contó

ayer en la tarde

mi amigo Merlín

que es un loro

muy, muy parlanchín.

Me dijo también

que en aquel festín

los enamorados

se comprometieron

y en el mes de enero

eso ellos dijeron,

la boda será.

 

 Me llenó de gozo

saber la noticia

pero al poco tiempo

Merlín me llamó

a mi celular

Y esto me contó:

No habrá matrimonio

seguro que no,

pues la gallinita

que era tan bonita

tuvo un contratiempo

 y fea se volvió.


¿Cómo así?, no entiendo

le dije angustiado.

Entonces Merlín

que es tan parlanchín

me contó enseguida:

se acabó la vida

pa la gallinita,

La pobre ha quedado

deforme, feíta,

y tristeza me da. 

Tú no te imaginas,

te voy  a contar.



Se partió una pata

en su bicicleta,

pa colmo de males

ha quedado tuerta.

Pero eso no es todo,

algo más pasó;

cuatro   días antes

de aquel accidente

a Patricia, amigo

le salieron dientes,

y un enorme mico

le torció el pico.


Los días pasaron,

enero llegó.

A mitad de mes

una noche astrífera

escuché el tañido

de las campanas

de la iglesia, y

vi a todo el mundo

correr muy a prisa.



Pregunté qué pasa

y una linda loba

me dijo: ¡Habrá boda!

Un par de palomos

me dijeron, ¡Vamos!

se casa Patricia

con Toribio Ramos.

 

No podía creerlo

pero eché acorrer

y cuando llegaba

llegaba también

la novia de blanco.

Entonces pensé

que el amor si existe.

Esa es la verdad.

 

Cuando vi a los novios

allá en el altar,

mi corazón de pato

se puso a danzar.


Toribio a su esposa

envolvió en sus alas

y a los cuatro vientos

dijo con fervor:

¡Oh, amada mía

no se qué decir

me siento orgulloso

de ti, y muy feliz!


EL GATO CON BIGOTES





 En casa de mi abuelita

nació un gato con bigotes,

hijo de una linda gata

y un gatico barrigón.

 

Que un día conoció

a la gata de mi abuela

 y apenas la vio se dijo:

¡Con ella me caso yo!

 

La gatica Virgelina

se la llevó mi vecina,

 a la abuela Sinforosa

la viejita más hermosa.

 

Y el gatico barrigón

 un día llegó a mi poblado,

 y de ella quedó enamorado

 desde el día en que la vio.

 

Una tarde se casaron,

 hubo fiesta, gran rumbón,

 y los esposos gatunos

se aman con el corazón.

 

A los poquiticos meses,

la gatica con mareos, con nauseas,

yo creo, le dijo a su amado esposo:

que estoy preñada mi vida,

los síntomas me lo dicen,

y para salir de dudas

al galeno pronto iré.

 

Al día siguiente, el felino

 al hospital más cercano,

llevó a su esposita linda

para hacerla revisar.


Y el médico muy ufano,

 después que la examinó,

les dijo: ¡Los felicito!

¡Muy pronto serán papás!

 

Maullando de la alegría

 formaron gran alboroto,

los espositos gatunos,

abrazados uno al otro.

 

Saltando como dos locos

y meneando sus colitas,

se fueron a su morada

y dieron gracias a Dios.

 

Días después, los dolores,

 del parto, le comenzaron,

y esperaron el momento

con paciencia y con amor.

 

Hasta el día en que llegó,

 ese hijo tan ansiado

que heredó los bigotes

de su abuelo Micifuz.

 

Todos muy emocionados,

sus tíos, su abuela materna,

su primito Seferino,

y su tía Mariliz,

 

muy contentos festejaron

 y dieron la bienvenida,

al gatico con bigotes,

fruto de ese gran amor,

 

que nació una mañana,

entre la gata de mi abuela,

la gatica Virgelina,

 y el gatico barrigón.


 


 

EL GATICO BARBICANO



Un gatico barbicano

de la tierra de Libano,

con su mochila de colores,

de la mano de la abuela Lores,

iba a la escuela contento

gritando a los cuatro vientos:

¡Soy feliz! ¡Gracias señor!

¡Un día seré un gran doctor!

 

Con una camisa de melón

un corbatín de jamón

pantalón de papayuela

con bolsillos de canela

y una correa de cartón

con mil pompas de jabón,

se vistió por muchos años.

 

Y aunque a nadie le hizo daño

con su particular apariencia,

tuvo malas experiencias

 porque de él se burlaron

y mucho lo criticaron.

 

Pero el felino ignoraba

las mofas, y continuaba

muy feliz estudiando,

y por la vida caminando,

con el deseo de triunfar

y su sueño acariciar.

 

Y un día con mil honores,

orgullosa la abuela lores,

vio al gatico barbicano,

 graduarse de cirujano.

 

 

 

LA GALLINA DE MI VECINA







Mi vecina, la señora

María Dolores,  compró,

una gallina ponedora,

que ponía huevos a montón.

 

No ponía uno, dos, ni tres

ponía catorce a la vez,

en la tarde, en la mañana

y por la noche también.

 

Todos los días, María,

iba al mercado feliz,

y los huevos, ella vendía,

cada uno a cinco mil.

 

Pero resulta que un día

la gallina conoció,

a un apuesto y fino gallo,

y  de él, se enamoró.

 

Paquermino se llamaba

y a Celina conquistó,

con su celeste mirada

y su sonrisa de sol.

 

Le llevaba mil detalles;

serenatas y cartas de amor,

y a los poquiticos meses,

llevarla al altar, le juró.

 

La gallina enamorada

hasta la memoria perdió,

solo ponía un huevo al día

y su ama se enojó.

 

¿Qué hizo entonces María?

Agarró al gallo con furia,

el cuello le retorció

y un sancocho preparó.

 

La gallina deprimida

ya no puso un huevo más,

y lo único que hacía,

era llorar y llorar.

 

Los días fueron pasando

de tristeza se enfermó,

y una mañana de invierno

para el cielo se marchó.

 

Hoy mi vecina querida

con un halo de dolor,

lamenta haber tomado

tan equívoca decisión.

 

Y se ha quedado muy triste

además, muy solita,

sin huevos, sin herederos,

sin su linda gallinita.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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