Había un niño
muy juguetón
que patinaba
en un jabón.
Se subía
sobre una vaca
a comer flores
de albahaca,
y en el lomo
de un caballo
él cantaba
como un gallo.
Pero era un
niño estudioso
y también muy
ingenioso.
Iba a la
escuela en avión
aquel niño
con cara de melón.
Los niños se
morían de risa
porque
llevaba una camisa,
de cáscaras
de sandía
que le había
hecho su tía.
Usaba como
zapatos
las orejitas
de un gato,
y su hermoso
pantalón
eran las
letras de una canción.
Y ese niño
fue creciendo
y muchas
cosas aprendiendo.
Se convirtió
en todo un señor
también en un
gran doctor,
y es
todo un caballero;
además, tiene
dinero,
y con zapatos
lustrados,
bien vestido,
enchalecado,
viaja por tierras y mares
y por
distintos lugares,
dándole gracias
a Dios
por todo lo
que le dio.