A la tierra de Frutón
ha
llegado un melón
muy apuesto y elegante
que usa gafas y guantes
y zapatos bien lustrados.
Los cítricos me han contado
que el melón es un cura
y que una gran locura
vino a patrocinar:
Es que una enorme papaya
con un mango se va a casar.
Eso es un gran disparate
a la naranja le dije.
Y ella que preocupada
estaba por esta boda
me dijo: Los dos están bien orates.
Eran muchos los murmullos
que en Frutòn se escuchaban.
Y la piña y la guayaba,
de acuerdo no estaban,
en que todos opinaran
sobre esa relación.
Total, si se aman los dos
pues que sean muy felices
y que los bendiga Dios.
Y un día, a pesar, de las críticas
y los miles comentarios,
la papaya Marinìa
con el mango Torolò
se casó, y al poco tiempo
nació su hijo Pamangò.