Luciendo un
frac gris
y una chistera
un día de
febrero
llegó Juan Trivín.
Un apuesto
gato,
oriundo del
norte
a la bella
tierra
de Gatiritín.
Se bajó del
coche
muy
entusiasmado
se arregló el
bigote
y se dirigió, a la oficina
del señor
alcalde
quien la
bienvenida
amable le dio.
Al día
siguiente
el burgomaestre
hizo una gran
fiesta
para celebrar
que la
escuela pronto
abriría sus puertas.
¡Qué viva el
maestro!
dijo el señor
Pérez
un esbelto
gato
de raza
siamés.
¡Qué viva el
maestro!
dijo Carlotín
la gata más
bella
y más elegante
de la bella
tierra
de Gatiritín.
Palmadas de
aplausos,
sonaron y
muchas,
familias
gatunas
llenas de
Leticia,
maullaban,
saltaban
meneando sus
colas
y don Juan
Trivín
estaba feliz.
Mientras disfrutaban
todo el
holgorio
el señor
alcalde
recibió un
email
donde le
informaban:
el nuevo
maestro
llegará
mañana.
¿Qué pasa Facundo?
¿Qué te sucedió?
Le dijo su esposa:
¡Qué has hecho por
Dios!
Él, avergonzado
reconoció su error
y se dirigió al pueblo
con mucho valor:
Señoras, señores
se acabó el festón.
Y les comunico
que el señor Trivín
no es ningún maestro
fue una confusión.
Discúlpenme
todos
dijo Juan
Trivín
yo si soy
maestro
pero de
construcción
y he sido
enviado
para dirigir
la obra del
parque
de la bella
tierra
de
Gatiritín.