El gato Fermín
se encuentra muy
triste.
El gato Fermín
no deja de llorar,
porque su mamita
la señora gata,
no quiere que vaya
esta noche a bailar.
El gato Fermín
ama los placeres;
la rumba, el buen vino,
y otras cosas más.
Y eso le preocupa
mucho a doña gata
por eso no quiere
que vaya a bailar.
El gato Fermín
es un poco díscolo
y ya no soporta
más la autoridad,
de mamá gatica,
entonces se escapa
por una ventana
y se va a bailar
El gato Fermín
al sentirse ebrio
regresa a su casa
en su carro de arroz.
De repente observa
que un enorme zorro,
lo persigue y siente
un sentimiento
atroz.
Y aquella noche
del susto Fermín,
perdió su chistera
hasta un calcetín.
Su mirada verde
se le puso gris,
y aquella jumera
se le fue en un tris.
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